lunes, 9 de diciembre de 2013

TEMA 6: LA POESÍA DE LA GENERACIÓN DEL 27


 TEMA 6: L A POESÍA DE LA GENERACIÓN DEL 27

 

Hoy se prefiere la etiqueta “Grupo del 27” para referirnos a su producción poética. En 1927 se cumplieron trescientos años de la muerte de Góngora, y por este motivo se reunieron en el Ateneo de Sevilla para rendirle homenaje.

La nómina de autores del 27 es muy amplia. Los POETAS MÁS IMPORTANTES son Pedro Salinas, Jorge Guillén, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Luis Cernuda, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre y Gerardo Diego a los que se  podrían sumar  Emilio Prados y Manuel Altolaguirre  y hasta Miguel Hernández, al que se considera un epígono (seguidor) del grupo.

Procedían casi todos de familias burguesas y la mayoría se encontraron en la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde coincidieron con artistas como Salvador Dalí o Luis Buñuel. Colaboraron en  revistas como  “La Gaceta Literaria” o  “Revista de Occidente”, entre otras.

Las INFLUENCIAS que reciben son variadas y muy diversas. En primer lugar, las vanguardias europeas, y también las hispánicas, desde el Creacionismo (del que Gerardo Diego será el mejor representante) al Ultraísmo. El Surrealismo supuso un giro en la orientación del grupo. Aunque las vanguardias defendieron la ruptura con el arte anterior, prefirieron fijarse en lo mejor de nuestra literatura, desde lo más reciente (Juan Ramón Jiménez fue tomado como modelo) hasta los clásicos (Jorge Manrique, Garcilaso de la Vega, San Juan de la Cruz, Lope de Vega o Bécquer). Y no sólo la poesía culta, también se inspiraron en la poesía popular española.

Muchas son las CARACTERÍSTICAS comunes. En sus poemas, cuidan y renuevan la forma a través de la mezcla de léxico culto junto a palabras coloquiales y términos alejados hasta entonces de la poesía. La metáfora se convierte en el recurso literario más importante. Utilizaron estrofas clásicas como el soneto, el romance o el villancico, pero también innovaron con la utilización de versos blancos, versos libres y versículos, con total libertad métrica. Esa innovación se intentó también en la novela y el teatro, con menor éxito.

En su EVOLUCIÓN como grupo se suelen distinguir fundamentalmente tres etapas.

La PRIMERA ETAPA irá hasta 1927: Deshumanización y Neopopularismo. Influjo inicial de Bécquer, del Modernismo, y las Vanguardias. Se orientan hacia la "poesía pura". Se depura el poema de todo lo anecdótico, de toda emoción que no sea puramente artística, haciendo una literatura intelectual y antirromántica. Pero también lo "humano" les influye, sobre todo a través de la lírica popular. Se conoce como neopopularismo y a este pertenecen las primeras obras de Gerardo Diego “Romancero de la novia”, de Rafael Alberti “Marinero en tierra”, y  García Lorca con su “Romancero gitano”.

La sed de perfección formal los lleva al clasicismo, incluso podemos hablar de una fase "gongorina", como “Perito en lunas” de Miguel Hernández.

La SEGUNDA ETAPA va de 1927 a la Guerra Civil: Rehumanización. Se dan las primeras obras surrealistas (radicalmente opuesto a la poesía pura). Pasan a primer término nuevos temas, más humanos: el amor, el deseo de plenitud, las frustraciones, las inquietudes sociales o existenciales... Es un nuevo romanticismo. Algunos escritores, debido a sus inquietudes sociales, se interesan en política (en favor de la República, fundamentalmente).  De la producción poética de los autores del 27 en la órbita de este movimiento, deben destacarse “Sobre los ángeles”, de Alberti”, “Poeta en Nueva York”, de Lorca, “Pasión de la tierra” y “La destrucción o el amor”, de Vicente Aleixandre, “Los placeres prohibidos”, de Luis Cernuda.

La TERCERA ETAPA, tras la Guerra Civil, supone la disgregación del grupo. Lorca murió asesinado; Salinas, Guillén, Cernuda y Alberti tuvieron que exiliarse; Alonso, Aleixandre y Diego permanecieron en España, en lo que algunos críticos han denominado “exilio interior”.

En los que marcharon al exilio será un tema común el “paraíso perdido”, es decir, el recuerdo, la nostalgia por lo que se ha perdido para siempre (España, los amigos, la juventud, etc...). Entre los libros escritos en el extranjero pueden citarse: los sucesivos “Cánticos” de Guillén; “El contemplado”, de Salinas; múltiples libros de Alberti, “Retornos de lo vivo lejano” y “A la pintura”. 

Los poetas que permanecieron en España (Dámaso Alonso, Gerardo Diego y Vicente Aleixandre) gozaron de un reconocimiento que se tradujo en su entrada en la Real Academia Española.
Presentación Generación 27
 

Comentario obra siglo XIX Marianela


COMENTARIO OBRA SIGLO XIX: MARIANELA

La  obra Marianela  es una obra literaria perteneciente a la narrativa realista, escrita en 1878 por Benito Pérez Galdós, máximo representante del Realismo español. Este movimiento pretendió analizar y explicar la realidad social. Europa y España, en esta época, sufren numerosos conflictos sociales entre una burguesía dominante y una clase obrera que lucha por sus derechos. Las corrientes filosóficas (positivismo, materialismo, darwinismo) y políticas (marxismo) van a cambiar la mentalidad y las estructuras de la sociedad. Esta novela de Galdós se encuadra en el grupo de las Novelas de tesis, con las que pretende defender una ideología concreta, para lo cual crea unos personajes y modela una realidad en función de lo que quiere criticar. En  Marianela,  Galdós nos va a mostrar una historia de amor, desengaño y tragedia, dando un toque romántico pues nos enseña que no todas las historias de amor tienen un final feliz. El tema central de la novela es la lucha entre la imaginación y la realidad. A lo largo de toda la obra el autor insiste en la idea de que si la sociedad hubiera dado a Marianela una buena educación,  afecto y  la naturaleza la hubiera dotado de belleza, su vida hubiera sido bien distinta. La historia cuenta la relación entre un muchacho ciego (Pablo) y una niña que hace de lazarillo para él (Marianela/Nela) poco agraciada físicamente e inculta. Entre ellos hay una bonita relación que se ve truncada cuando al protagonista le operan y recobra la vista.

 Esta novela se estructura en 22 capítulos en los que se observan tres partes: Una primera donde se describe el entorno rural en el que transcurre la historia  y se presentan y describen también los personajes; una segunda parte donde se cuenta la tierna relación entre los dos protagonistas y se refleja el contraste entre las duras condiciones de vida de la clase obrera frente a la acomodada vida de la clase burguesa  y la tercera parte donde Pablo es operado,  recobra la vista y tiene lugar el trágico final. El registro utilizado es espontáneo y sencillo adaptado a la condición social de los personajes: culto para los burgueses  y coloquial-vulgar para Nela y sus parientes.

Se ve claramente cómo  la sociedad, antes y ahora también,  antepone la belleza física o el dinero a la belleza de espíritu y que la cultura y la educación son indispensables para desarrollarte como persona y lograr metas importantes en la vida. Así mismo, el personaje de la protagonista, tierno, elevado, con una  actitud muy positiva ante la vida es de gran  generosidad  aun careciendo absolutamente de todo. Este personaje te obliga a plantearte muchas actitudes frívolas  que se tienen ante la vida.

 

domingo, 1 de diciembre de 2013

Esta semana toca literatura así que os dejo las dos presentaciones que vamos a ver en clase y el resumen del tema 5 EL NOVECENTISMO Y LAS VANGUARDIAS.

TEMA 5. EL NOVECENTISMO  Y  LAS  VANGUARDIAS

 

Entre 1914 y el comienzo de la Guerra Civil alcanza su esplendor un grupo de intelectuales (no solo escritores) agrupados bajo la denominación de Novecentismo o Generación del 14, porque en ese año sucedieron hechos decisivos en su formación (entre otros, la I Guerra Mundial).

Son intelectuales liberales que pretenden la modernización de la sociedad y el acercamiento a Europa: José Ortega y Gasset, Gregorio Marañón, Ramón Pérez de Ayala o Eugenio D´Ors. Fue este último quien acuñó, en catalán, el término “noucentisme”, para designar su nueva estética reivindicativa del nuevo siglo y su rechazo de la del siglo XIX, tanto del Romanticismo como del Realismo. Las características del nuevo movimiento son:

-Intelectualismo, rechazo del sentimentalismo

-Europeísmo, rechazo del casticismo; reflexión serena, alejada del dramatismo noventayochista, sobre la necesidad de modernizar España.

-Presencia en la vida cultural y política, basada en la convicción de que las minorías mejor preparadas deben orientar la marcha de la sociedad.

- Cosmopolitismo, y preferencia por la cultura urbana.

- Esteticismo, distanciamiento entre el arte y la vida.

- Preocupación formal: interés por la “obra bien hecha”.

Con estos presupuestos, practican una literatura orientada a la serenidad clásica, con un lenguaje complejo y selectivo y un público minoritario. Se inclinan preferentemente por la prosa poética, la poesía y el ensayo. En este último género destaca Ortega y Gasset, filósofo, autor de La deshumanización del arte (1925), donde expone las teorías estéticas que servirán de base a las vanguardias, y de España invertebrada (1921) y La rebelión de las masas (1930). Otros ensayistas destacados son Eugenio D´Ors, Manuel Azaña Y Gregorio Marañón.

En el terreno de la novela, los novecentistas llevan a cabo una renovación basada en la fusión de lo narrativo y lo ensayístico, la originalidad en el tratamiento de las estructuras y el lenguaje y la preferencia por la vida urbana y moderna. Destacan la novela intelectual de Ramón Pérez de Ayala (Belarmino y Apolonio, que practica el perspectivismo); la novela lírica, con una prosa artística llena de sugerencias y sensaciones, de Gabriel Miró (Nuestro padre San Daniel); la novela de humor de Wenceslao Fernández Flores que utiliza el humor para hacer crítica social (El bosque animado); y la novela deshumanizada de Benjamín Jarnés que realiza una narrativa compleja que  invita a la reflexión y en la que el argumento es mínimo.

En poesía, los posmodernistas inician el camino hacia una poesía pura, desprovista de anécdota y de sentimentalismo y centrada en la perfección formal. Además de León Felipe, la gran figura es Juan Ramón Jiménez, quien plantea su poesía como una búsqueda de belleza y de eternidad. Él mismo distingue en su obra tres grandes etapas:

-Etapa sensitiva (hasta 1915): pasa del post-romanticismo becqueriano, intimista y simbolista (Arias tristes) a un modernismo más sensorial (La soledad sonora). Los temas son la naturaleza, la soledad, la muerte, siempre con un tono de melancolía.

-Etapa intelectual (1916-1936). Su poesía reduce la adjetivación y las alusiones sensoriales, para volverse más breve y conceptual, en un intento de encontrar la esencia, el dios primordial que está en todo. Se abre con Diario de un poeta recién casado (1916) y se cierra con La estación total.

-Etapa suficiente (1936-1958). Canta en tono gozoso la identificación de la palabra poética con la divinidad que, dice, se encuentra en todo lo creado. Destaca Dios deseado y deseante (1948-1949).

Ramón Gómez de la Serna (1888-1963).

Este escritor es el eslabón entre el novecentismo y los movimientos de vanguardia, que los  introduce en España con su traducción del Manifiesto futurista. Además de escribir peculiares novelas, ensayos y obras teatrales, destaca por sus greguerías, piezas breves que él mismo definió como una mezcla de humor más metáfora. En ellas muestra perspectivas inéditas de la realidad, buscando la sorpresa y acercándose al absurdo. Dos ejemplos: La castañera asa los corazones del invierno o Roncar es tomar ruidosamente sopa de sueño.

Las vanguardias en España

Las vanguardias europeas del periodo de entreguerras (Futurismo, Expresionismo, Cubismo, Dadaísmo, Surrealismo) llegaron a España con su afán de romper con las tradiciones. Tras una primera fase optimista y marcada por la deshumanización del arte, en la que triunfan el Ultraísmo y el Creacionismo, se pasa por una rehumanización (vuelta a la expresión de contenidos humanos, en este caso oníricos y del subconsciente) marcada por el surrealismo. Después, las urgencias políticas de los años 30 harán que las vanguardias en España se vayan diluyendo.

El Ultraísmo y el Creacionismo se manifestaron sobre todo en tertulias y revistas. El primero pretendía eliminar de la poesía los sentimientos y la lógica, y presentar los signos del mundo moderno mediante una yuxtaposición de imágenes sorprendentes, eliminando los signos de puntuación y llegando, en ocasiones, al caligrama. Su principal impulsor y figura fue Guillermo de Torre, autor del libro Hélices. El Creacionismo, introducido en España por el poeta chileno Vicente Huidobro, usa procedimientos similares, con la idea de que el poema debe ser “intraducible a la prosa” y debe juntar palabras que nunca antes hayan coincidido. Influyó fuertemente en un poeta del 27, Gerardo Diego.

Más tarde se introdujo el Surrealismo, con su idea de hacer aflorar, mediante imágenes irracionales, el mundo del subconsciente. El Surrealismo en España fue menos radical que el francés, y supuso una reacción frente a la poesía pura de Juan Ramón.

 Influyó en poetas de la generación del 27 como Lorca, Alberti, Cernuda y, sobre todo, Vicente Aleixandre.