TEMA 5. EL
NOVECENTISMO Y LAS VANGUARDIAS
Entre 1914 y el
comienzo de la Guerra Civil alcanza su esplendor un grupo de intelectuales (no
solo escritores) agrupados bajo la denominación de Novecentismo o Generación
del 14, porque en ese año sucedieron hechos decisivos en su formación (entre
otros, la I Guerra Mundial).
Son
intelectuales liberales que pretenden la modernización de la sociedad y el
acercamiento a Europa: José Ortega y Gasset, Gregorio Marañón, Ramón Pérez de
Ayala o Eugenio D´Ors. Fue este último quien acuñó, en catalán, el término
“noucentisme”, para designar su nueva estética reivindicativa del nuevo siglo y
su rechazo de la del siglo XIX, tanto del Romanticismo como del Realismo. Las
características del nuevo movimiento son:
-Intelectualismo,
rechazo del sentimentalismo
-Europeísmo,
rechazo del casticismo; reflexión serena, alejada del dramatismo
noventayochista, sobre la necesidad de modernizar España.
-Presencia en
la vida cultural y política, basada en la convicción de que las minorías mejor
preparadas deben orientar la marcha de la sociedad.
-
Cosmopolitismo, y preferencia por la cultura urbana.
- Esteticismo,
distanciamiento entre el arte y la vida.
- Preocupación
formal: interés por la “obra bien hecha”.
Con estos
presupuestos, practican una literatura orientada a la serenidad clásica, con un
lenguaje complejo y selectivo y un público minoritario. Se inclinan
preferentemente por la prosa poética, la poesía y el ensayo. En este último género destaca Ortega y Gasset, filósofo, autor de La
deshumanización del arte (1925), donde expone las teorías estéticas que servirán de
base a las vanguardias, y de España invertebrada (1921) y La
rebelión de las masas (1930). Otros ensayistas destacados son Eugenio D´Ors, Manuel Azaña Y Gregorio Marañón.
En el terreno
de la novela, los
novecentistas llevan a cabo una renovación basada en la fusión de lo narrativo
y lo ensayístico, la originalidad en el tratamiento de las estructuras y el
lenguaje y la preferencia por la vida urbana y moderna. Destacan la novela
intelectual de Ramón Pérez de Ayala
(Belarmino
y Apolonio,
que practica el perspectivismo); la novela lírica, con una prosa
artística llena de sugerencias y sensaciones, de Gabriel Miró (Nuestro padre San Daniel); la novela
de humor de Wenceslao Fernández Flores que utiliza el humor
para hacer crítica social (El bosque
animado); y la novela deshumanizada de Benjamín Jarnés que
realiza una narrativa compleja que
invita a la reflexión y en la que el argumento es mínimo.
En poesía, los
posmodernistas inician el camino hacia una poesía pura, desprovista de anécdota
y de sentimentalismo y centrada en la perfección formal. Además de León Felipe,
la gran figura es Juan Ramón Jiménez,
quien plantea su poesía como una búsqueda de belleza y de eternidad. Él mismo
distingue en su obra tres grandes etapas:
-Etapa
sensitiva (hasta 1915): pasa del post-romanticismo becqueriano, intimista y
simbolista (Arias
tristes)
a un modernismo más sensorial (La soledad sonora). Los temas
son la naturaleza, la soledad, la muerte, siempre con un tono de melancolía.
-Etapa
intelectual (1916-1936). Su poesía reduce la adjetivación y las alusiones
sensoriales, para volverse más breve y conceptual, en un intento de encontrar
la esencia, el dios primordial que está en todo. Se abre con Diario
de un poeta recién casado (1916) y se cierra con La estación total.
-Etapa
suficiente (1936-1958). Canta en tono gozoso la identificación de la palabra
poética con la divinidad que, dice, se encuentra en todo lo creado. Destaca Dios
deseado y deseante (1948-1949).
Ramón
Gómez de la Serna (1888-1963).
Este escritor
es el eslabón entre el novecentismo y los movimientos de vanguardia, que los introduce en España con su traducción del Manifiesto
futurista.
Además de escribir peculiares novelas, ensayos y obras teatrales, destaca por
sus greguerías, piezas breves que él mismo definió como una mezcla de
humor más metáfora. En ellas muestra perspectivas inéditas de la realidad,
buscando la sorpresa y acercándose al absurdo. Dos ejemplos: La
castañera asa los corazones del invierno o Roncar
es tomar ruidosamente sopa de sueño.
Las
vanguardias en España
Las vanguardias
europeas del periodo de entreguerras (Futurismo, Expresionismo, Cubismo,
Dadaísmo, Surrealismo) llegaron a España con su afán de romper con las
tradiciones. Tras una primera fase optimista y marcada por la deshumanización
del arte, en la que triunfan el Ultraísmo y el Creacionismo, se pasa por una
rehumanización (vuelta a la expresión de contenidos humanos, en este caso
oníricos y del subconsciente) marcada por el surrealismo. Después, las
urgencias políticas de los años 30 harán que las vanguardias en España se vayan
diluyendo.
El Ultraísmo
y el Creacionismo se manifestaron sobre todo en tertulias y revistas. El
primero pretendía eliminar de la poesía los sentimientos y la lógica, y
presentar los signos del mundo moderno mediante una yuxtaposición de imágenes
sorprendentes, eliminando los signos de puntuación y llegando, en ocasiones, al
caligrama. Su principal impulsor y figura fue Guillermo de Torre, autor del
libro Hélices.
El
Creacionismo, introducido en España por el poeta chileno Vicente Huidobro, usa
procedimientos similares, con la idea de que el poema debe ser “intraducible a
la prosa” y debe juntar palabras que nunca antes hayan coincidido. Influyó
fuertemente en un poeta del 27, Gerardo Diego.
Más tarde se
introdujo el Surrealismo, con su idea de hacer aflorar, mediante
imágenes irracionales, el mundo del subconsciente. El Surrealismo en España fue
menos radical que el francés, y supuso una reacción frente a la poesía pura de
Juan Ramón.
Influyó en poetas de la generación del 27 como
Lorca, Alberti, Cernuda y, sobre todo, Vicente Aleixandre.
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