Aquí os dejo un análisis de la obra El sí de las niñas.
COMENTARIO OBRA LITERARIA SIGLO XVIII: El sí de las niñas
La obra El sí de las niñas es una
obra literaria perteneciente al género teatral escrita en 1801 por Leandro
Fernández de Moratín, máximo representante del Neoclasicismo literario español.
Este movimiento supuso una vuelta al mundo greco-latino así como una defensa de
la educación como base de todo progreso. Por ello, las obras literarias de este
período van a tener una clara intencionalidad didáctica. Europa y España, en
esta época, sufren graves conflictos
sociales, guerras, revoluciones…que van a desembocar en una transformación del
pensamiento y de la política; transformación que se conoce con el nombre de Ilustración.
Esta obra se escribe en pleno
período ilustrado por lo que se adecua a las características dictadas por el
neoclasicismo: verosimilitud, la obra presenta una historia posible con
personajes reales; respeta a la perfección las tres unidades clásicas, la obra
se desarrolla en una posada de Alcalá de Henares, entre las siete de la tarde y
las cinco de la mañana del día siguiente; intención didáctica, pero con disfrute del
público y criticar las costumbres y la educación de la época; en este caso,
Moratín va a criticar la educación que se daba a los jóvenes a quienes se les
exigía obediencia plena y también se ataca el abuso de autoridad de algunos padres egoístas. El
registro utilizado es el coloquial, sencillo, con toques de humor por parte de
los criados. Esta obra, además, presenta numerosas acotaciones en las que se
dan pistas para la puesta en escena.
La base del argumento de esta
obra es el matrimonio de conveniencia, pactado por interés a pesar de la
diferencia de edad, entre don Diego y doña Paquita. La joven aunque está enamorada de don Carlos, es capaz de
renunciar a sus sentimientos y actuar hipócritamente pues así la han educado.
La razón, el pensamiento ilustrado, triunfa al final y tras el descubrimiento
de la verdad y una profunda reflexión de
don Diego, hombre justo y prudente, se produce un desenlace feliz.
Hoy día es impensable una
obediencia igual de los hijos a los padres en la cultura occidental. No se
puede decir lo mismo, por ejemplo, de la cultura asiática o la religión
musulmana, en las que el abuso de autoridad impera no solo de padres a hijos
sino también de los poderes políticos y religiosos y del hombre sobre la mujer.
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