viernes, 17 de enero de 2014

COMENTARIO OBRA PRIMERA MITAD SIGLO XX: La casa de Bernarda Alba

Esta obra es un drama literario escrito en el año de 1936 por Federico García Lorca, poeta y dramaturgo español perteneciente  a la Generación del 27. Esta generación agrupa a una serie de escritores que aunaron la tradición literaria española (cancioneros y poetas de los siglos de oro) y las nuevas corrientes de vanguardia que llegaron de Europa y que adaptaron a España. Lorca cree que el teatro debe servir para elevar la sensibilidad del pueblo y cree también en la fuerza del poeta para transformar con la palabra la realidad. Por eso, en su obra hay mucha poesía y mucho simbolismo, pero no solo eso; el teatro lorquiano es un espectáculo total al que contribuyen el texto, la escenografía, la música, la danza y todo lo que es capaz de comunicar. La obra que nos ocupa pertenece al grupo de “tragedias de tipo social”, las más representadas del autor y en este caso, estamos ante la obra culmen del teatro lorquiano. Lleva por subtítulo “el drama de las mujeres de los pueblos de España” y se estructura en tres actos. La casa de Bernarda Alba respeta las tres unidades clásicas pues la acción se desarrolla en un único escenario, ocurren los hechos en menos de una jornada y hay una única acción. La trama se desarrolla en casa de Bernarda Alba, en un pueblo de Andalucía y cuyas  protagonistas son mujeres. El único hombre del que se habla nunca aparece, aunque su presencia y ausencia desencadenan el drama. La tragedia comienza desde el principio, con un ambiente de luto por la muerte del padre, que obliga a unas hermanas en edad de casarse a estar recluidas en la casa sin contacto con el exterior. La tensión va en aumento cuando dos de las hermanas se enamoran del pretendiente de la hermana mayor, la única que tiene posibilidad de libertad porque se va a casar. Será la madre quien pondrá fin al conflicto de forma trágica.
El tema central es el conflicto entre la moral autoritaria (representado por Bernarda)  y el deseo de  libertad (representado por la hijas), además de la situación de la mujer en la España de principios de siglo XX. Habría otros subtemas como las arcaicas normas sociales, o la importancia de las apariencias en la sociedad española. El lenguaje utilizado es muy variado pues va desde el típico lenguaje andaluz con presencia de refranes, dichos populares, piropos, a un lenguaje poético y cargado de simbolismo que da un tono dramático a la obra. Por ello se pueden observar  dos intenciones claras en esta obra.  La primera reside en la crítica social que hace sobre la sociedad andaluza de la época, aunque podríamos considerar que es mucho más que esto porque la obra tiene un carácter universal y, por lo tanto, adaptable a todas las mujeres del mundo en mayor o menor grado. La segunda seria una clara intención artística reflejada en el carácter altamente poético de la obra, aunque no emplee versos. Esto último es común en toda la obra lorquiana.
 La obra cuenta con numerosas acotaciones que dan indicaciones de localización, vestuario, gestos, tonos; también aparecen apartes, en dos ocasiones, utilizados para insultar o humillar; un monólogo al principio de la obra que refleja la opinión de los acontecimientos por parte de la criada y unos diálogos breves, rápidos y de gran intensidad.

Aparentemente parece un relato sencillo pero a medida que profundizas en la obra te das cuenta de la doble intención que hay en numerosos pasajes de la obra como por ejemplo lo que hace con los nombres de las hijas. Así mismo, parece una obra monótona y lenta pero después descubres que la obra es muy dinámica gracias a la fuerza de los diálogos de los personajes. La casa de Bernarda Alba  es una obra impactante no sólo por el tipo de lenguaje utilizado sino por la situación  que describe, los hechos que se suceden, las obsesiones y la personalidad conflictiva de un grupo de mujeres obligadas a vivir en un encierro sofocante que traspasa al mundo interior hermético de las protagonistas.

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